Los bodegones típicamente holandeses, con muy pocos elementos ordenados de manera simple: restos de una tarta, un vaso de vino medio vacío, frutas a medio pelar, jarras de estaño, cáscaras de nueces. No suelen ser mesas repletas de comida, abundantes, sino más bien presentan restos de comidas frugales, que invitan a reflexionar sobre la fugacidad de los placeres humanos.

 

Aun así, presenta imágenes apetitosas con delicadezas como ostras sobre ricos platos, y rara vez sin su rodaja de limón, pan, espumoso, aceitunas y repostería. Incluso las más triviales comidas resultan encantadoras, con sus lonchas de jamón, pan, nueces y cerveza.

Willem Claeszoom Heda

Bodegón con pastel de frutas